martes, 29 de enero de 2008

Hay que llegar al centro
Al centro del asunto
a la amargura más espesa
del café que se prepara
rápidamente en un momento
exultante a veces,
Otras lánguida, ligeras y aturdidas
Ver como el día se hace noche y vice versa
y clavar el cuchillo para definir y ver sangrar
el paso del tiempo, tener certeza incierta
de que estás siempre ahí,
Esperando y viendo caer
un segundo tras otro,
Mientras el mundo entero estalla
y tu alma explota junto con el,
eres combustible de un ligero fuego
que quema gradualmente tu voluntad.