viernes, 16 de noviembre de 2007

...And all you touch and all you see, Is all your Life will ever be

¿Y que es lo medular hoy en día? A decir verdad, muy poco, quizás la inercia del día a día, las comidas insípidas, el placer automático o una canción exultante de no más de 5 minutos. ¿Que nos mueve? Algunos románticos anacrónicos dirían el amor, otros más pesimistas como yo diríamos que lo que nos mueve es la cobardía a la muerte y finalmente la aceptación de la vida. Pero que más da, estamos vivos, sin embargo, hay que tener algo claro. El vació se ha hecho parte en nuestro habitar, de una manera tan precisa que ni siquiera lo hace de manera consciente -por consiguiente finita- si no que al estar siempre presente, es parte del inconsciente, y lo que sucede con esto es que somos completamente inmunes, nuestros poros sensoriales reciben y guardan todo pero no digieren nada, -ya que no hay nada anterior que permita "elegir" la información, recordemos, vivimos en el y con el vació- y la consecuencia de este hecho es que todo lo que sentimos lo asimilamos inmediatamente, y no existe proceso alguno que parcele, separe y contemple la vasta gama de información, es decir, existe tanto al rededor nuestro que se nos hace imposible darnos cuenta de donde estamos, quienes somos, hacia donde vamos, podemos ejemplificar lo dicho diciendo esto: "Es imposible ver todo el bosque estando en medio de él, por que sólo vemos árboles, parte del bosque, pero no podemos ver el bosque en su totalidad". Esto pasa con la información hoy en día, y podríamos colegir apresuradamente que al recibir tanto, no recibimos nada, por que nuestro sistema sensorial colapsa al recibir tanto y solo guarda sin "clasificar". Pero ¿A donde va toda esta información? Va directamente al inconsciente, ya que en ningún momento nos detuvimos a analizar, esto es sumamente importante, por que debemos saber que el inconsciente se hace participe en la toma de decisiones, el diario actuar, en como nos desenvolvemos, estos fenómenos se dan en lo que llamamos sociedad, que posee ciertas normativas, la que asumimos racionalmente y que toman forma de moral, que a su vez está tan presente, que pasa a formar parte del inconsciente, por eso es que existe una "sensación" de estar haciendo algo mal. Continuando, todo este basurero de información, mezclado con las reglas morales establecidas con el inconsciente modelan nuestro actuar, nos definen como personas, y establecen de cierto modo nuestro devenir, en tanto nos influencian. Es decir, somos educados por esta unión, y la facilidad con que ocurre este proceso se debe a que en nuestra mente no existe ideología, no existe identidad, no hay originalidad, no hay voluntad propia, no hay verso ni canción, podríamos decir que no hay libertad, y ocupando este vació, el control llega a fusionarse con el inconsciente por consiguiente nos volvemos subalternos de la información. Nuestra esencia desaparece, y somos el resultado de la historia, en tanto actuamos según dogmas, morales, fórmulas, enseñanzas, desarrollados en el tiempo, los que creemos son naturales en nosotros, pero no es así, en nuestra infancia los aprendimos, y los asimilamos en nuestro proceso de sociabilidad, y desde ese punto, nuestro espíritu comienza a morir. Podríamos decir entonces que finalmente somos un pedazo de carne que se mueve de un lado a otro, pero que en este concilio de hidrógeno, carbono, oxigeno y nitrógeno no hay un meollo existencial, ya que este en su más tierna infancia se detona, y explota sin dejar rastro alguno. Lamentablemente somos controlados. De todas formas, surge la pregunta ¿Cómo volver a tener aunque sea un retazo de lo que fue nuestro espíritu, para estar realmente vivos? Quizás haciendo consciente la idea de que hoy en día no vivimos, -ojo, que muchos nos han advertido de esto, acerca del control, foulcault, acerca de no vivir, pink floyd-más bien pernoctamos constantemente, darnos cuenta que no estamos respirando, y que de vez en cuando pegamos una bocanada de "realidad" que se pierde entre tanta autocomplacencia, quizás dándonos cuenta que lo que parece ser cercanía -toda esta quimera como lo que es el messenger, el Internet, la televisión- no es más que un realidad plástica, o díganme, con esto del terremoto del norte ¿Quién sufrió de verdad, nosotros los santiaguinos, o la gente de Tocopilla?
Pienso que si hacemos consciente toda esta pseudorealidad, esta falsa vida, podríamos llenar el vacío que se planteó anteriormente, y ser más tenaces frente a la oferta de existir de la manera en que lo hacemos y así estar más cerca de un meollo existencial, de una realidad cierta, y de una vida más plena, más completa, sólida e inclusive feliz.